Confucio

Lao Tse

Confucio

La filosofía de Confucio se puede resumir en una serie de reglas que deberían ser de obligado cumplimiento para todo hombre de gobierno:


  1. Amar al pueblo, renovarlo moralmente y procurarle los medios necesarios para la vida cotidiana.
  2. Cultivar la virtud personal y tender a la perfección.
  3. Observar siempre el sendero superior del "Justo Medio", tanto en la vida privada como en la pública.
  4. Tener en cuenta las dos clases de inclinación propias del hombre: las que proceden de la carne, que son peligrosas, y las que pertenecen a la razón y son muy fáciles de perder.
  5. Practicar los deberes propios entre las diferentes formas de relación del ser humano.
  6. Tener por objeto final de cualquiera de sus acciones la paz universal y la armonía general.

Lao Tse

Propugna el Taoísmo, según el cual el individuo debe ignorar los dictados de la sociedad y solo tiene que someterse a la pauta subyacente del universo, el Tao (camino), que no puede ni describirse con palabras ni concebirse con el pensamiento. Para estar de acuerdo con el Tao, no se tiene que hacer nada forzado, artificial o no natural. A través de la obediencia espontánea a los impulsos de la naturaleza propia de cada uno y al despojarse de doctrinas y conocimientos mundanos, se alcanza la unidad con el Tao y de ello deriva un poder místico. Este poder permite trascender todas las distinciones mundanas, incluso la de la vida y la muerte. Para conseguir ese estado de paz que permita al hombre el reencuentro con la naturaleza, los taoístas reivindican el retorno a la naturaleza, a la vida agraria primitiva.
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